miércoles, 17 de septiembre de 2008

Home School sin Etiquetas


Traduje para ustedes este manifiesto de una de las más reconocidas expertas en Home Schooling. Muchos padres han escapado de la acusación disfrazada de “diagnóstico” de ADHD contra sus hijos, por la Inquisición Psiquiátrica y la incauta escuela, al optar por Home Schooling. Estos estudiantes terminan en general con un aprovechamiento académico superior al estudiante de escuela promedio. Con una personalidad sólida pues se le ha respetado su derecho a ser quien es, sin etiquetas infames ni “medicamentos” que son camisas de fuerza químicas que restrigen la energía natural con la que Dios lo dotó. También logran alcanzar no solo las metas académicas estándares sino que las trascienden y gozan de mayo libertad y del placer de aprender. Sí, del placer de aprender.
SUPERANDO LA TRAMPA DE LA ETIQUUETA

Hasta la fecha, el movimiento de homeschooling se ha mantenido ambivivalente ante el concepto de “discapacidades de aprendizaje” (“learning disabilities”). Por un lado, algunos home schoolers no creen que exista tal cosa como “discapacidades de aprendizaje”. Por otro lado, personas acreditadas por el “establishment” educativo como expertos en discapacidades de aprendizaje, han surgido con una presencia creciente, como conferenciantes en convenciones de home school.

Luego de años estudiando el asunto- y años criando a nueve niños, dos que hubieran cualificado para una etiqueta de discapacidad de aprendizaje de la escuela pública-, he alcanzado las siguientes conclusiones:

· Que no hay razón, excepto la adquisición de fondos del gobierno, para usar el término “discapacidad de aprendizaje”. El término existe para transferir la responsabilidad del fracaso escolástico del niño, de la escuela y los padres al DNA del niño.
· Por definición, las “discapacidades de aprendizaje” no tienen un origen fisiológico. Problemas de aprendizaje poseen términos médicos de facto, como “daño cerebral” o “Síndrome Down”.
· Lo que una llama “discapacidad” otro igualmente lo puede considerar “superdotado”. Observa la diferencia entre decir, “qué energético y despierto es tu pequeño”, a decir, “oye, ese hijo tuyo sí que es hiperactivo”. O entre decir “Jaime tiene Déficit de Atención (ADD), a decir, ¡“Jaime es todo un pensador”!
· Más importante que ponerle una etiqueta es determinar qué vas a hacer para manejar la lentitud o la tendencia a distraerse de tu hijo.
· El primer paso para corregir un problema es obtener el diagnóstico correcto-en contraposición a imponer una etiqueta que releva de responsabilidad a los adultos. Decir que “Jimmy es desobediente” nos lleva a una respuesta enteramente distinta a decir “ Jimmy tiene ADHD”. Decir “Susy tiene una percepción visual muy pobre” requiere una línea de tratamiento muy distinta a decir que Susy es una niña con “discapacidad de aprendizaje”.
Mary Pride

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